Escribo sobre el agua y la vida, describo el mar y el cielo.
Mi alma está donde quiero.
Playa mineral de cantos rodados y canciones de la mar.
Puerta de agua marina.
Como el pensar, peregrino de instantes, platea el mar ante el cantil.
Fiel romero, mar turquesa y lapislázuli. Aquí en Iberia.
Bajo las abullonadas nubes de otoño, la buganvilla contempla al ciprés silente,
y anhela sus hojas perennes.
El destello del faro va y vuelve, tal réplica entrecortada de luz y oscuridad.
El mar olea quebrándose con el rumor de la noche.
Termino medio entre la vida y la muerte. ¿Donde converges? Silencio sentado.
¿Nada más? Ayer, hoy, mañana. Puerta de cruz estrella.
Por un instante, desde la ventana del escritorio miro la pequeña glorieta del jardín, es mediodía,
y la luz hoy es de rosa, si de rosa, y rezo con los ángeles, si con los ángeles familiares de casa.
No aguardar, ser sin tiempo, habitar el espacio. Este soñar.
Mi alma y mi rostro son del Mediterráneo. No lo puedo evitar, ni quiero.
Zozobra inherente a la circunstancia de estar vivos. Celaje abierto que seduce a la nada como lo real.
Viejo mar brumoso de plomo y de zinc.
Olas. Tal vez ser no sea, pero estar estoy.
Poemario: Arcadia el mar. 2011.
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