lunes, 13 de febrero de 2012

Arcadia del Mar (XII).

Taso la vida con miradas a la playa y olores a mar.
Ascienden las palmeras, al fondo una montaña penetra las aguas.

Miro el mar desde la playa sobre algas y cantos rodados. Olas blancas.
Miro el mar desde la montaña, junto al tomillo y el romero.
Luces diversas que cambian como el arrullo de la brisa fría.

Mar, espejo múltiple, colección de instantes. Viento libre, recuerda.
Playa de mar y calcita, turquesa fluida que no cesa.
Mar de zinc, de plata, de oro. Pronto lluvia, agua pura.
Árbol de la vida, raíz del mar.

Cueva marina, puerta abisal, morada de Eolo hijo de Poseidón.
Quimera vetusta, alegoría meteorológica.
Ciclón o anticiclón, poderes ajenos a nuestro gobierno.

Roca estriada, mar de acíbar. Aleteo de aire, susurro de olas.
Cielo achubascado, álgido, presto a cellisquear.
Cobijado evoco la caminata montaraz de anteayer, fragancia virgen, espliego añil.

Cuando los días claros subo a la colina para divisar las islas Pitiusas.
La mirada es como la del barco de pasajeros, ida y vuelta; tierra, mar, tierra; isla, universo, continente.

Caleta de cantil y guijarros, sonrisa del mar.
Torre vigía sin bandera miras el bruñido mar de azur.
Casitas de colores junto al mar.

Agua y sal, mar; nubes y aire, cielo.
Crisol, mar, vida.
 
Por la pequeña luz del faro vivo, luminaria entre la neblina, salvador de naufragios.
Mínimo sol, densa niebla, invisible mar.

Ha salido, al final de la tarde, la luna que crece.

Jávea  13 de Febrero de 2012.