lunes, 4 de julio de 2022

Seguir.

 

Alzar el pretexto para atisbar

una alegoría, quizá Océano

el gran río que rodea el mundo

Allá lejos donde solté el equipaje

en medio de multitudes agitadas

con jardines prodigiosos

y bahías vírgenes, fui peregrino. 

Susurro un secreto para seguir.






A la orilla del mar.

 No sé por qué rondo la mar, roca memoria de luna, calma brava, orilla.




La vuelta.

Tras el final de la angustia, me aguardaba una vereda en la montaña. 

Entérate de una vez, lo que aludes como pequeña muerte, ha capitulado.

Allí en la parte alta, susurro de hojas, recuerdos descifrados y después vacío.

Frágil luz tiritando entre nubes. Ardua existencia, corazón sepultado,

tierra oscura, una piedra, un olvido.

Lo que vuelve del vacío vuelve para llenar el tiempo.

Me pregunto si el olvido me borrará como la niebla se lleva el paisaje.

No me preocupa el final, ni el principio, solo la alquimia de la vida.

Allí en la parte alta, más allá de donde bogan las nubes, recuerdos y después vacuidad.

Luego regreso a un iris con los colores del mar.



La Ley de la Montaña.

Firmamento, estrellas, ríos de lava, glaciares, fuentes, torrentes, afluentes, caudales, bosques, junglas, selvas. La Ley de la Montaña.



El volcán Parinacota (6.319 msnm) es un estratovolcán situado en la frontera de Bolivia y Chile, entre el Departamento de Oruro y la Región de Arica y Parinacota respectivamente, encontrándose sobre la cordillera de los Andes. Junto con el Pomerape, conforma los nevados de Payachatas, «dioses» para los habitantes del altiplano andino, tanto bolivianos como chilenos.