sábado, 24 de diciembre de 2011

ARCADIA DEL MAR (V).

La tarde nos llega como la mar adormecida.
Amalgama de horizontes: fusión de ola, mar y cielo, de curva, círculo y espiral.

Aparece el otoño, las cigarras se apagan.
Piel de mar. Playa de pescadores.

Horizonte, inflexión circular, inocente esfera marina.
Agua de mar, colores, leyendas, misterios.

Gaviota argéntea. Mar de plata.
Los destellos de la aurora. El decir del mar.

Farallón vigía. Somos el mar
Amanece. El sol se iza sobre la roca. Luz, la luz.

La dinámica naturaleza incesante que ofrece sosiego.
Isla e íntimo soliloquio comparten libre espacio.

Emerger o sumergirse son conceptos apropiados según las circunstancias.
Tened piedad de los que andamos en la frontera de lo inmediato y lo absoluto.

La felicidad es una voluntad constante, la alegría una obligación,
un esfuerzo, una luz interior.

La realidad universal se rige por la atracción, el rechazo, la fusión, la explosión
y no podemos evadirnos de nuestra propia naturaleza.

Somos símbolo y drama, más tragedia que comedia.
A toda persona le cuesta dominarse a sí mismo y ser dueño de sí.
El dirigente como persona no puede prescindir de los miedos y despertares de su Yo.
El gobernante es todo individuo que ejerce poder sobre un grupo de personas.


Estar bajo las tribulaciones constitutivas personales de los gobernantes,
que tienen, sin duda, el derecho de ser libres, se concreta en una tiranía,
aunque sea intermitente.

¿Cuantas pasiones, intrigas, fatigas y muertes hay escritas en papel moneda,
tras las acorazadas puertas de los bancos
o en otros baluartes de un sistema mundial económico tan injusto?

¿Qué hacer? ¿Ser cordero y seguir al pastor? ¿Ser lobo y retar al líder?
Sí, lo que soy es un supuesto de mí.
Mío, mío, nada. Todo pasa.

Poemario: Arcadia del mar. 2011.

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